Hace ya algún tiempo, este S. Bobkov (Rusia) crearía una nueva forma de realizar arte en el campo del arte manual.
El águila parece que se congela justo en el momento de echar a volar. Captura ese momento con un grado de rigor excepcional. Para alcanzar esta perfección este artista tarda cerca de medio año en crear cada una de sus obras, trabajando de 10 a 12 horas todos los días. Solo de pensar en las 7000 plumas del ave te echaría atrás, pero el artista con gran destreza y labor consigue este resultado excepcional. Su colección incluye también ardillas, búhos y otros animales salvajes
Antes de comenzar con su nueva 'mascota', Sergey Bobkov estudia detalladamente la anatomía, hábitos y cualquier otro factor fundamental que le ayude a entender la criatura escogida. Los reflejos del plumaje y la volumetría del animal son efectos del estudio.
“It’s not too interesting to do what others can,” the artist says. “To create something out of nothing in a completely new way is far more inspiring”.
El artista crea estas piezas a partir de restos de madera de pino de cembra en su mayoría. Un material reciclable y no nocivo para el medioambiente.También utiliza madera de los sauces y de las hayas.
El artista cuida al detalle cada pluma que talla, y mediante un sistema que el mismo perfecciona, las junta para crear al animal. Una vez terminado, no requiere más cuidado que cuidarlo de la luz del sol y el polvo.
Ninguna de sus obras están a la venta, a pesar de que le han ofrecido grandes cantidades por ellas.
“Some people often balance us against taxidermists with their stuffed animals and the like. But these things differ like the darkness and the light. It is death there; here it is life.”
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